Según Unicef, en Guatemala, uno de cada dos niños sufre de desnutrición crónica. La desnutrición es más evidente en el corredor seco de Guatemala, del cual forma parte la región de Chiquimula. El pequeño pueblo de Jicamapa (en el Departamento de Chiquimula) tiene una población cercana a las 1.600 personas y la mayoría de sus habitantes son de escasos recursos. El pueblo es mayoritariamente una comunidad productora de frijol y maíz, y quienes no se dedican a la agricultura trabajan en los tomateros cercanos cortando tomates, en albañilería, o como empleadas domésticas en otros municipios. Los ingresos de las familias oscilan entre $125 y $150 mensuales, el 30,76% del ingreso mínimo según la ley guatemalteca.
El pueblo de Jicamapa tiene un alto nivel de desnutrición crónica, y debido a los bajos salarios que reciben las familias de estos niños, no hay suficiente dinero para poder combatir y solucionar este problema.
En general, el condado de Ipala también sufre de falta de educación, con un 30% de su población analfabeta, un 26% que sabe leer y escribir, y solo un 7% se gradúa de la escuela secundaria. Es seguro asumir que el número de analfabetos es mayor y el acceso a la educación es menor ya que Jicamapa es uno de los pueblos más pequeños de Ipala.
¿Cuál es la estrategia de la UNUM en Jicamapa?
La meta es alimentar diariamente a 225 niños que están matriculados en la escuela pública. Hemos aprendido que alimentarlos durante el almuerzo escolar nos da acceso constante a los niños, sus madres y nos ayuda a asociarnos con la comunidad para distribuir los alimentos. Además de alimentar a los niños, estamos comprometidos a cumplir con el modelo holístico de UNUM de cuidado de la mente, el cuerpo y el espíritu, con la intención de mejorar la calidad de vida de manera sostenible mientras están continuamente expuestos al Evangelio, el amor de Dios y discipulado.